“El 8 de marzo es un día de acción, sensibilización y movilización para luchar por los derechos de las mujeres, la legalidad y la justicia”. Son palabras de Bintou, una chica senegalesa que participa en clases de español en el Proyecto Nazaret, impulsado por Cáritas Diocesana de Sevilla para acompañar a las personas migrantes más vulnerables.
Porque el Día Internacional de la Mujer también es de las mujeres migrantes. Puede parecer obvio, pero no lo es. Las mujeres migrantes son a menudo invisibilizadas, a pesar de constituir el 46% de la población inmigrante en España. Precisamente, una de las tendencias de la realidad migratoria en los últimos años ha sido la feminización del proceso: las mujeres migrantes han aumentado en un 417% entre 2001 y 2007, un alza que se mantiene hasta hoy.
Para Bintou, este día es “especialmente importante para reflexionar, intercambiar y poner en común lo que está hecho y lo que queda por hacer sobre las mujeres y su sitio en la sociedad”. El lugar en la sociedad de las mujeres migrantes es especialmente complicado. Muestra de ello es que no llegan al 40% las mujeres migrantes que cotizan a la seguridad social, debido tanto a la dificultad que comparten con los hombres migrantes en cuanto al acceso a la documentación, como, sobre todo, a los trabajos precarios que deben asumir, ligados al empleo doméstico y las tareas de los cuidados, en los que la legislación laboral es a menudo obviada.
Por el Proyecto Nazaret pasan muchas mujeres migrantes, y a pesar de su difícil situación personal y familiar, transmiten energía, alegría, ganas de luchar y de aprender, de aportar su visión. Es una riqueza que hoy, Día internacional de la mujer, no se puede olvidar. Son mujeres en lucha cotidiana, para salir adelante ellas mismas y ayudar a sus familias de origen, afrontando especiales dificultades en su trayecto migratorio, y también en su inclusión entre nosotros.
Hoy, con fuerza, muchas mujeres como Bintou nos enseñan que ellas también tienen mucho que decir en este camino de equidad. “Necesitamos poner en valor la participación de las mujeres en la vida social, política y económica -afirma Bintou- y las iniciativas que ponen a las mujeres en el corazón de la creación”.
En ese “Nosotros cada vez más grande” al que nos invita la Iglesia, debemos hacer visible, de forma clara, el papel que las mujeres migrantes tienen en la construcción de la Cultura del Encuentro. Por eso, felicidades y mucha fuerza para todas ellas, también, en su día.