En plena campiña sevillana se encuentra la villa de Paradas, fundada en 1460 por Don Juan Ponce de León, quien, según su testamento, mandó edificar en el término municipal de Marchena una iglesia en honor al Santo Mártir de Saintes, San Eutropio.
Nuestra parroquia da cobijo a diversos grupos parroquiales, así como a cuatro hermandades de penitencia, el Grupo de Fieles Virgen de los Remedios y la Asociación Parroquial San Eutropio. Paradas cuenta con 6.850 habitantes, lo que facilita conocernos prácticamente todos. Las cinco personas que forman nuestro equipo forman parte de la familia de los usuarios. Antes de su renovación, el grupo Cáritas parroquial estaba formado por personas mayores, muy limitadas en su actividad por razones de edad. Su labor se ceñia al reparto de alimento y el pagoesporádico de algún tipo de suministro.
Desde hace unos años trabajamos por cambiar el sentido de Cáritas: tratando de humanizar la relación de ayuda; queriendo reconocer a un hermano en cada persona que se acerca a nosotros; queriendo poner el corazón, además del oído, en la atención, porque Cáritas es también una llamada al corazón, al corazón de la comunidad, una experiencia viva y participada de solidaridad, de sensibilidad y de compromiso compartido con las personas que necesiten de nosotros. Mi prójimo es cualquier persona que tenga necesidad de nosotros. El mayor sufrimiento de las personas en situación de pobreza radica, a veces, para ellos, en la vergüenza de la misma pobreza.
Con la ayuda de técnicos y formadores de Diocesana, hemos trabajado para que los voluntarios crean en el cambio hacia una sociedad más justa, un voluntariado activo que aporte a la sociedad no sólo desde las tareas realizadas, sino también desde las actitudes expresadas, capaz de organizarse y dar respuestas coherente desde la acción, que plasme a través de su participación, unos valores como la solidaridad, la gratuidad y la igualdad, en definitiva hacerse presente junto a las personas que viven la injusticia de la pobreza. Cáritas ha tenido la valentía de llamar a la puerta de ayuntamiento e instituciones, pedir las ayudas sociales que le corresponden a muchas personas y, por desconocimiento, no recibían, incluyéndolos en los planes de emergencia y talleres de empleo.
Cáritas, parroquia, los grupos parroquiales y las hermandades trabajan cada día de la mano, atentas a las necesidades de nuestros hermanos, trabajando con mucho tesón y mucha imaginación. Solidaridad, misericordia, generosidad y, sobre todo, acoger y comprender... Es increíble cuánto se aprende de las hermandades: son presente y futuro en nuestra vida de parroquia.
Sus grupos jóvenes destacan en el arte de amar, en la caridad viva y presente reflejada en las necesidades de la parroquia. Nos dice el papa Francisco de la comunidad parroquial que “es y está llamada a ser comunidad de comunidades, santuario donde los sedientos van a beber para seguir caminando, y centro de constante envío misionero”.
gran ayuda en el trabajo diario. Cada vez hay más personas que no pueden elegir cómo y qué comer por falta de ingresos. Debemos ayudar a las familias a cubrir sus necesidades básicas de forma digna, en función de la edad, cultura o necesidades especiales; llevando a cabo una actividad tan fundamental como es poder tener una alimentación digna que contemple el acceso a productos frescos como carne, verduras o pescado.
oportunidades a todas las personas. Oración, trabajo y de la mano del Señor intentaremos llevar a cabo todos los proyectos de esta Cáritas.